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Disquerías Santiago

Las disquerías sobrevivientes de Stgo. Centro

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Es para todos conocido que el negocio discográfico no es lo que era hace 10 o 15 años y las disquerías ya no son tan masivas ni concurridas como antes. Cadenas como BillboardFusión, B-Music o la trasandina Musimundo han desaparecido y en la capital van quedando aquellas que plantean una feble resistencia a la digitalización del formato y las compras online.

Por esto, en nuestro afán de compartir y también catalizar sus experiencias, iremos indagando en la historia de las disquerías en diversos sectores de la ciudad. En una primera entrega, nos enfocaremos en el sector de Santiago Centro, donde revisaremos el rubro de las tiendas de música desde 3 enfoques, uno para rescatar aquellas tiendas icono, otro para revisar aquellas desaparecidas y por último también dar cabida a aquellos rincones escondidos de la ciudad que pueden ser para muchos desconocidas. Esperamos que esto beneficie a quienes, como nosotros, aun cultivan ese romántico hobby de comprar y coleccionar música.

Las que ya no están.

15 años atrás, el negocio discográfico gozaba de una salud envidiable, el CD era el formato que se imponía por sobre los cassettes, el vinilo era solo para coleccionistas y otros como el minidisc finalmente nunca lograron posicionarse, aun cuando solo hace un par de meses recién se le declaró como «muerto».

En aquella época, en pleno paseo Huérfanos, entre el paseo Ahumada y Estado se instaló una sucursal de la cadena argentina Musimundo, que en aquel entonces llegó al país presentando la novedad de que además de vender CD’s, vendía libros, revistas y artículos electrónicos relacionados, y como gran agregado tenían unos dispositivos que con solo pasar el código de barras de un disco, podías escuchar extractos de cada una de las canciones que contenía. Toda una novedad, ya que era posible pasar horas dentro de la tienda «vitrineando» con audífonos, donde además la variedad de música era mucho mayor que la de otros lugares. La superficie de la tienda era de casi 600 m2, mayor que muchas de las que existían, y que posteriormente comenzaron a imitar sus prácticas de mercadeo.

Pero aquella maravilla no duró mucho, el año 2001 la cadena se declaró en quiebra y sus 5 sucursales en Santiago fueron cerradas. El edificio que originalmente albergó al Teatro Huérfanos, luego al Cine Central y desde el año 2000 a la disquería argentina dejaba su lugar, con deudas impagas de por medio, y nos privaba de una gran experiencia recorriendo sus góndolas. Ahora allí hay un banco.

Paseo Nueva York actualmente, ex-tienda Billboard

No fue la única que corrió esa suerte, otras tiendas emblemáticas del centro eran las Billboard de la Galería Imperio y de calle Nueva York, que contaban con un catalogo muy especializado y que complementaban a sus otros 2 locales en la comuna de Providencia, todos cerrados en 2009 por las pérdidas que tenía la cadena, por sobre el 60%; lo que también ocurrió con sucursales de la cadena «Su Música» y la «Feria del Disco»  Ahora en muchos de esos lugares hay farmacias u otro tipo de comercio.

El panorama no es tan gratificante como antes,  cuando en cada cuadra céntrica uno podía visitar una disquería. Pero tampoco hay que esforzarse demasiado para entrar a revisar discos, locales emblemáticos como la casa matriz de «Feriamix» (ex-Feria del Disco) en Ahumada esquina Huérfanos, donde desde el año 2006 cambió su nombre y el formato para vender también libros, videojuegos y películas, además de ampliar su catálogo a artistas de rock algo rebuscados como Nick Cave o King Crimson, por citar algunos.

Tienda «Su Música», en paseo Ahumada

También en Ahumada, existió «Su Música» a mitad de cuadra entre Alameda y Moneda, donde se escuchaba al pasar por el frontis música romántica latina o rancheras. De todos modos la oferta de rock estaba presente tanto en CD como en DVD. Similares a ésta son algunas ubicadas en galerías del centro, como TodoMúsica, o Punto Musical.

Tienda Discomanía

Una de las tiendas más antiguas del sector es aquella que se encuentra en la galería Plaza de Armas al entrar desde calle 21 de Mayo. La tienda Discomanía data del año 1960, fue una de las grandes sobrevivientes de los vaivenes del mercado. Tal como se reseñó en el programa que emitió canal 13 “Memorias del Rock Chileno” (Tito Escárate, Alvaro Escobar), en los años 60 desde allí se transmitía uno de los programas radiales en que el rock inglés entró a nuestro país y donde los cantantes de la Nueva Ola eran furor. El locutor de aquel programa era Ricardo García, el mismo dueño de la tienda, que hasta el día de hoy es posible encontrarlo en el local.

No podemos pasar por alto al Edificio Eurocentro, donde existen variadas tiendas que felizmente han mantenido sus locales abiertos durante estos años. Tal como sucede en el Portal Lyon de Providencia (comuna de la que hablaremos en otro artículo) la oferta es variada en artículos y estilos. Allí podemos encontrarnos con tiendas como Traffic (Local 0104) más ligada al rock clásico y alternativo, que ha ampliado su oferta a vinilos y DVD; The Knife, en sus dos versiones de rock en general (Local 0125) y metal ( Local 0123) respectivamente, cada una con variedad en formatos de discos, poleras, merchandising oficial, revistas, ediciones especiales, venta de entradas a shows, y la amable atención de siempre (¿); RebelMusic (309), con su oferta punk y hardcore en cuanto a CD, cassettes y poleras; Toxic (0225), con oferta en metal, trash, doom y sus variedades, poleras y mariposas (¿); Metallium (0132) con variedad en metal y rock en general, poleras y accesorios; Indie Records (0118), con especial atención al rock alternativo, indie y música electrónica; y Rock Music, en sus dos locales (0209 y 0213) con gran oferta en metal y vinilos.

Sangre nueva es la que llena el barrio Lastarria, donde podemos encontrar dos destacados locales como lo son La Tienda Nacional (Merced 369), dedicada principalmente a la difusión de artistas nacionales en discos, libros y accesorios y Kind Of Blue (Merced 323) ya para oídos más especializados y para comprar muchos discos por encargo. Cabe destacar también que La Tienda Nacional ha estado llevando a cabo una labor interesante que hace más atractiva su visita, reeditando discos y vinilos de artistas nacionales que ya habían sido descontinuados como Los Tetas, Chinoy, Jorge González, Electrodomésticos, entre otros. A su vez, en una mezcla de estrategia de mercado con compromiso social con la música chilena, es posible encontrar semana a semana artistas nacionales haciendo pequeños shows acústicos dentro de la tienda, a veces lanzando sus discos, a veces simplemente porque sí.

Si uno se adentra en el barrio San Diego, en la primera galería desde Alonso Ovalle al sur, descubrirá en pleno sector de venta de libros usados, dos tiendas de discos con distintas características. La primera de ellas es “Disco Beat”, que cuenta dentro de su catálogo joyitas de música de los 70 como 13th Floor Elevators o bootlegs de Led Zeppelin, además de revistas de la época y libros biográficos de Hendrix o Dylan, en inglés. La otra tienda es “La Naranja”, exclusiva de vinilos, donde podemos encontrar algunos de Ozzy Osbourne, Michael Jackson o Deep Purple.

En otro sector del centro de la capital, en una galería de calle San Ignacio, al llegar a Alonso Ovalle se encuentra la tienda SarriSarri con una variedad casi exclusiva de punk y hardcore, donde además encontramos poleras.

En pleno Paseo Huérfanos, entre Ahumada y Bandera, en un escondido rincón de una entrada en la que baja una escalera, al pasar se puede escuchar la música que sale de unos pequeños parlantes ubicados a los costados de una vitrina de vidrio. Tras la vitrina, antes de la escalera, en un espacio de no más de 2,0 m2, un vendedor se acompaña de sus discos y de su notebook, quién es el encargado de vender, recomendar y hasta de recoger los pedidos por encargo que realiza desde su pequeña tienda.

Quizás ya no exista tanta variedad como antes, quizás el formato de vender música en los supermercados vaya destruyendo algunas sucursales, pero mientras exista la música y los melómanos como nosotros, que disfrutamos el arte de cada disco y su formato físico tanto como aquel lector empedernido que nunca cambiara el olor del libro añejo por un lector digital, siempre existirán aquellos que quieran recorrer la ciudad en busca de una edición exclusiva, un vinilo añejo o bien un testimonio físico de aquel disco que tantos recuerdos le trae.

MIGUEL A. PEREZ


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